lunes, 17 de diciembre de 2012
Segunda Proclama
Segunda Proclama de la Juventud
Fuerza Solidaria ya es una realidad. Con inmensa satisfacción, la directiva central de nuestra Fuerza, acudió a las oficinas del Servicio Electoral para retirar un sobre, que como dijo nuestro presidente nacional, don Guillermo Baltra, es en realidad una llave, que ha de abrir las puertas de la esperanza, para todos quienes han nacido con un corazón grande y un alma noble. Con esa llave, los chilenos organizados habremos de luchar por la conquista del poder político, para generar los cambios que se necesitan en la conformación de una nación más justa y próspera, más humanizada.
Nos quieren adormecer las conciencias, y ante ello, levantamos esta llave al Cielo, donde reconocemos la existencia de un Orden justo que derrama sus leyes y principios naturales a los hombres, quienes mediante el recto uso de la razón podemos abrazarlos y ponerlos en práctica.
Familia, Vida y Justicia son las bases sobre las que se levantan nuestros 18 principios. Bases sólidas como la roca, y principios que se erigen al cielo, tan altos como el vuelo del Cóndor, tan nobles como la mirada del Huemul. Firmes, como una columna, como una Araucaria que se levanta al infinito, rígida, casi eterna, a cuya sombra, el hombre libre, el Araucano, el Hombre de la Tierra y del Pehuén, recoge sus frutos de vida, para fortalecer su mente, su cuerpo y su espíritu.
Araucaria que abre sus ramas, como brazos, para alcanzar a los chilenos que ven en los valores de la cultura cristiano-occidental los ideales que buscamos defender. Ramas verdes, ramas vivas, porque nuestra Fuerza está viva, y transfiere su sabia a todos sus miembros, y espera transferirla a toda la Patria.
Nuestros principios constituyen nuestra doctrina, y nuestra doctrina constituye la base filosófica por las cuales se sostienen nuestros ideales y nuestro programa. Principios inmutables sobre los que cada miembro promete defenderlos en nuestra Fuerza, Fuerza Solidaria.
Fuerza Solidaria, el partido de la Araucaria, viene a ser la alternativa política de quienes aspiran hacer de Chile un país más humano, más digno, y por sobre todo, una gran Nación.
Dignidad Humana y Derechos Humanos
Dignidad Humana y Derechos Humanos
Muchos han hablado de los "Derechos Humanos". En el mundo, países enteros son arrasados por la defensa de tales derechos. Personas asesinadas, casas destruídas, aviones bombardeando, niños muertos, soberanías nacionales negadas. Todo por los "Derechos Humanos".
En Chile, prácticamente existe una Industria de explotación de los "Derechos Humanos". Abogados sin escrúpulos llenan sus ya abultados bolsillos, en defensa de tales derechos. Organizaciones con líderes eternos, que sin fines de lucro, ganan lo suficiente para no tener que trabajar en otra cosa. Diputados que hacen carrera con tan magnos ideales. En defensa de tales derechos, se creó un "Museo de la Memoria", y un Instituto de "Derechos Humanos". Hay Universidades que tienen unidades académicas, muy bien financiadas, dedicadas al análisis científico, y a la investigación del estado de tales derechos en nuestro país.
Por haber violado tales derechos, existe una persecución a muchos compatriotas, que presos por haber cumplido órdenes, ven como ellos, no tienen esos "derechos humanos".
¿Qué son los Derechos Humanos?
En la Declaración Universal de Derechos Humanos, adoptada y proclamada por la Resolución de la Asamblea General 217 A del 10 de diciembre de 1948, no se los define, pero se dan los lineamientos en virtud de los cuales, nosotros podemos construir una.
Comienza la Declaración con su preámbulo, señalando al efecto que la "libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen por base el reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana", y que " que los pueblos de las Naciones Unidas han reafirmado en la Carta su fe en los derechos fundamentales del hombre, en la dignidad y el valor de la persona humana y en la igualdad de derechos de hombres y mujeres".
En Base a lo anterior, podemos decir que los derechos humanos, son todos aquellos que arrancan de la dignidad intrínseca de los hombres, y que por tanto son inalienables, e iguales para todos los miembros de la especie humana.
De la definición transcrita, podemos analizar los elementos que la componen.
En primer término, puede apreciarse que la fuente de los derechos humanos, se encuentra en la dignidad humana, que le es intrínseca, de manera tal que todos los hombres son dignos sólo por el hecho de ser tales.
¿Y qué es la dignidad?
Es el alto estado en que se encuentra el hombre, por su calidad de ser racional, volitivo, perfectible y por sobre todo, espiritual. Es la espiritualidad, ante todo, lo que nos convierte en seres dignos. Esa espiritualidad, es la capacidad que tiene el ser humano de preguntar sobre su existencia, sobre el cosmos, sobre las preguntas importantes (¿quién soy? ¿de dónde vengo? ¿dónde voy?), y la posibilidad que tiene, en base a la libertad, de caminar hacia la Meta de esa existencia, en un camino de constante perfección.
Para la concepción cristiana de la existencia, la dignidad viene del Espíritu, y más concretatamente del Espíritu Santo que es Dios, y cuya imagen somos nosotros. Por eso, al hombre le ha sido dada la oblgiación de domina la Tierra, lo que no significa romper el equilibrio necesario que para su adecuada existencia debe mantenerse.
En la declaración de principios del Gibierno Militar, se señala de manera ejemplar lo que venimos diciendo: "...entendemos al hombre como un ser dotado de espiritualidad. De ahí emana con verdadero fundamento la dignidad de la persona humana, la que se traduce en las siguientes consecuencias: 1.-El hombre tiene derechos naturales y superiores al Estado; 2.-El Estado debe estar al servicio de la persona y no al revés; 3.- El fin del Estado es el bien común general; 4.- El Bien Común exige respetar el principio de subsidiariedad; 5.- El respeto al principio de subsidiariedad supone la aceptación del derecho de propiedad privada y de la libre iniciativa en el campo económico".
Hasta este punto, Fuerza Solidaria no puede sino aplaudir la concepción Iusnaturalista de los derechos humanos, entendiendo que esos derechos son anteriores al Estado, el que debe fomentarlos y protegerlos. Los derechos humanos, los habremos de aqui en más denominar como "derechos por ser humanos", toda vez que, como primera cosa, no existen ni derechos supra ni infra humanos, todos los derechos son humanos, y como segunda, porque estos derechos fundamentales, son tales, o sea, derechos, no porque algún grupo o autoridad los haya reconocido como tales, sino, por la propia dignidad humana, por lo que, todo quien pertenzca a la especie humana, será titular de estos derechos. Son, estos derechos, inviolables, y el Estado no debe conculcarlos.
Fuerza Solidaria adscribe a estas ideas, y luchará con todas sus energías para que sean difundidas, y para que lleguen a concretarse.
Distorsión maliciosa
Sin embargo, a partir de esta sana concepción, que sin duda responde al más elevado desarrollo de la moral y del recto uso de la razón, se han producido desviaciones y distorciones, propiciadas principalmente por Imperios liberal-capitalistas, que en nada se condicen con la esencia de los "derechos por ser humano". Así, la tendencia jurídico-político mundial, que las potencias liberales del Norte han impuesto al resto del mundo (y por cierto que nunca para sí mismas), apunta a que los referidos derechos, cuando son violados por "el Estado", adquiere el hecho de su violación, características de gravedad mucho mayores que si los cometieran particulares.
La primera trampa de la visión, pasa por dotar al Estado, ente puramente abstracto, de una especie de voluntad separada de la de los miembros que lo componen y de la voluntad de sus agentes. Así, lo que las potencias mundiales quieren decirnos en realidad, es que cuando los atentados a los derechos, por ser humanos, son cometidos por agentes del Estado, estos, responderán de una manera más grave que si fueran particulares.
Se basa el argumento en una doble dimensión: por una parte, los agentes del Estado cuentan con medios políticos, técnicos y económicos más considerables que los particulares, lo que hace casi imposible resistir sus ataques, y por otra parte, que el fin del Estado es proteger a la persona humana, en sus derechos esenciales, y no conculcarlos.
Como estas violaciones resultarían especialmente graves, lo que han argüido es que constituirán delitos de "lesa humanidad", y por tanto, serán imprescriptibles, inamnistiables preventivamente e inindultables. Eso en cuanto a la persecución penal directa en contra del agente del Estado, porque se le impone ahora, al órgano abstracto, el deber de reparar el daño con cuantiosas sumas económicas.
Este ardid, que pasaremos a destruir a continuación, nosotros en Fuerza Solidaria lo rechazamos, lo consideramos inaceptable y propio de una sociedad sumida en la barbarie. Somos un partido nacionalista de un país pequeño, pero orgulloso de sí mismo, y por tanto, no aceptamos las imposiciones que el liberalismo-capitalista ha de imponernos, para promover su Imperio "democrático" (plutocrático-oligárquico).
Esta parte de la teoría de los derechos humanos, es falsa como hemos dicho. No es posible que un particular, por haber actuado en el Estado, tenga una responsabilidad penal más gravosa por esa sola condición. Al particular, debe tratársele como tal, y no como algo que NO ES. El particular no es el Estado, y no puede defenderse como el Estado. Si uno de los argumentos que existen para que la responsabilidad penal de los agentes del Estado sea más gravosa (al ser imprescriptible, inamnistiable e inindultable), es justamente que en tanto Estado tiene un poder prácticamente omnímodo y casi incontrarrestable, ello no ocurre al momento del proceso y la condena, en que el particular ha quedado desnudo de esas supuestas facultades, y es más, él ha pasado ha quedar prácticamente indefenso ante el poder del nuevo Leviatán, que manejado por sus opositores políticos, puede hacer -y hace- con el victimario, cuanto quiera.
En materia penal, se busca castigar los derechos más esenciales de las personas, y por lo mismo resulta necesario ser absolutamente transaparentes en y rectos en la aplicación de la facultad punitiva del Estado. Las reglas deben estar claras, sino, simplemente se están violando los derechos humanos de parte del Estado al perseguir a los supuestos violadores de derechos humanos.
En materia penal, existe absoluto consenso en el sentido de que el sistema sólo puede perseguir actos, conductas tipificadas, y debe evitar castigar en base a elementos personales. Si un judío roba y un ario roba, judío y ario habrán de tener la misma pena. Si al judío y al ario se les castiga de manera diversa, habiendo concurrido las mismas circunstancias, sucederá entonces que al momento de juzgar o de aplicar la condena, se han tomado elementos personales de uno de los sujetos, como por ejemplo, la raza o la religión. El derecho penal entonces, se vuelve derecho penal de autor, y no de acto, juzgado características personales, del tipo que sea, más que conductas típicas.
En el ardid de la teoría de los Derechos Humanos que venimos combatiendo, ocurre algo similar. Los sujetos que participaron en el aparato Estatal, y que en su calidad de agentes de los mismos, son "marcados" cual ganado, para hacerles aplicables normas más rígidas, más duras que al resto de personas que cometieron los mismos hechos. El derecho penal se ha vuelto derecho penal de autor, y no de acto, pues por los mismos hechos, unos sujetos son no culpables, y los otros condenados.
El argumento no se sostiene, porque normalmente al Estado, se le exige además compensar con sendas sumas de dinero a las víctimas o a sus descendientes, convirtiéndose estos en millonarios, al tener acceso a becas estudiantiles, viviendas, accesos preferenciales para compras de bienes, más dinero en efectivo mensual, y luego de juicio, indemnizaciones millonarias. Si al Estado, ente abstracto, se le exige responder con todo su poder, no puede al particular, al ser humano, exigírsele como si tuviera todo el poder del Estado.
Tratar al individuo de carne, como si estuviera revestido de algún aura todopoderosa (estatal), es no considerar al sujeto como persona humana, y olvidar en definitiva sus derechos, dejándolos de lado,y obligándolo a responder como si fuera un ser que no es.
En el caso chileno todo se vuelve más duro, alcanzando el grado de drama. Un drama que cuesta sangre, lágrimas, dolor. No sólo por los castigos que un biennacido puede siempre soportar,sino, por la traición y la humillación, por elsufrimiento de las familias que es lo que en definitiva rompe el corazón del combatiente, del patriota.
En Chile, la "Convención sobre imprescriptibilidad de los crímenes de guerra y de lesa humanidad, adoptada por la Asamblea General de la Naciones Unidas, mediante la Resolución N° 2391 (XXIII), del 26 de noviembre de 1968", no ha sido aprobada jamás. El Estatuto de Roma, que crea la Corte Penal Internacional, y establece normas aplicables al tema en comento, fue firmado por nuestro país en 1998, por el Presidente Frei y promulgado recién en 2009 por la Presidente Bachelet. El Pacto de San José de Costa Rica, o Convención Americana de Derechos Humanos, entró en vigencia a nivel americano, recién en 1978, y en nuestro país el 21 de Agostro de 1990.
En Chile, más allá de la calificación jurídica del período que se vivió entre 1973 y 1980, y entre 1980 y 1990, se cometieron un sinnúmero de hechos de violencia, cometido por agentes del estado del sistema derrocado, por agentes del Ejército subversivo, por agentes del nuevo régimen, y por civiles terroristas. En esa lucha, hubo actos violentos y terribles, pero no por ser violentos y terribles, han de ser calificados, per sé, como violaciones a los derechos humanos, pues quien lucha por un ideal, y lo hace convencido de que actúa con justicia, y en esa conflagración el país se encuentra dividido, no puede sino reconocer que su adversario tiene el mismo derecho de considerar su ideal como el correcto. Al final, será el más fuerte el que ha de lograr imponer sus términos. Dado que los combatientes con honor, siempre reconocen en su adversario (cuando es honorable), un derecho especial para defender lo que creen justo, normalmente se fijan normas que buscan curar las heridas. Eso en Chile se realizó de diversas maneras durante el Gobierno Militar. Basta con leer el informe Rettig, en que se da cuenta de las veces en que las sentencias de muerte fueron conmutadas por las de relegación, extrañanmiento, etc., y no hay mayor antecedente que el "Decreto Ley número 2191 que concede amnistía a las personas que indica por los delitos que señala", en virtud del cual, cientos, miles de terroristas se vieron beneficiados, así como militares también.
Llegada la democracia plena, luego del itinerario fijado por el pueblo a través del Gobierno Militar, empezaron a aparecer las primeras querellas exitosas en contra de militares, por los hechos acaecidos durante el régimen. Las marañas jurídicas se sucedieron. Al respecto los argumentos deben divirse en dos tipos: los sometidos a la doctrina mundialista de los derechos humanos, y los prevaricadores. Los segundos no son los que atacamos aquí, pues cualquier persona decente debe descartarlos, o acaso, ¿Alguién puede creer que un militar en retiro de 80 años, preso, aún tiene secuestrado a un terrorista?. Es un burdo y cruel invento hecho para vengarse de quienes piensan distinto, o los hechos de no considerar pruebas absolventes, o condenar sin pruebas concluyentes, entre muchas otras argücias de todo tipo. Los otros argumentos, son los que se sustentan en la falsa doctrina de los derechos humanos.
Esos argumentos son los que venimos denunciando, pues tiene como punto de partida el artificio de que el hombre sometido a proceso (en Chile el Militar) no es persona, sino que es Estado, y por eso se le aplican esas otras reglas más gravosas. No considera al sujeto como un fin en sí mismo, sino como un accesorio para la reparación de las víctimas. Eso no es posible aceptarlo, porque atenta contra la dignidad de las personas, su dignidad humana, esa que tienen los hombres por ser tales, y que el Estado debe reconocer en toda circunstancia, y que ni los mismos supuestos violadores de derechos humanos pierden al momento de ser juzgados, aunque en Chile no se respete nada de esto.
La imprescriptibilidad, la inanmistiabilidad y la inindultabilidad, no pueden perderse para aquel que ha cometido delito alguno, salvo que en un Estado determinado se considere que todos los delitos (NUNCA LAS PERSONAS), entran en la misma categoría.
Además, cabe considerar otros elementos particulares que se relacionan con lo anunciado un par de párrafos más arriba. En Chile, los militares que cometieron delitos en el régimen militar, actuaron bajo el sistema jurídico que en ese momento resultaba aplicable, dentro del cual no estaba la serie de instrumentos que terminaron por catalogar como "derechos humanos" y "crímenes de lesa humanidad" a los de las víctimas y los actos que los conculcaron. O sea, se exige que un militar, una PERSONA, en 1975, se autosometiera a un régimen jurídico que en ese momento no era aplicable y no existía. Y después, se le condena en base a reglas y leyes que NO EXISTÍAN al momento de cometer el delito. Delito que además estaba amnistiado. Todo en nombre de los Derechos Humanos.
En Fuerza Solidaria rechazamos esta mala e insana doctrina, pues no reconoce el valor del hombre en cuanto tal, y le niega uno de sus más elementales derechos por ser humano: el derecho a la defensa y a un debido proceso. Por eso, los militares en retiro, presos por estos ardides, son víctimas del Estado, que de manera sistemática les ha violado sus garantías más fundamentales. Si a esos militares se les aplicara la ley como corresponde, o sea, por los actos que cometieron, y no por su categoría de personas (haber pertenecido al Gobierno Militar), sin duda alguna serían NO CULPABLES.
No se trata entonces de rechazar el sometimiento a los militares presos por actos cometidos durante el Régimen Militar, sólo por el hecho de que sean militares, o que hayan sido parte de ese Gobierno, sino, porque no está haciendo aplciación de uno de los tres pilares de nuestro partido: LA JUSTICIA, toda vez que se ha armado una maraña jurídica, que ha sido impuesta por las potencias capitalistas del Norte, para seguir avanzando paso a paso en la dominación mundial, en el establecimiento de un Gonierno Global, que nosotros rechazamos, como tampoco aceptamos que a los procesados y condenados, se les trate como accesorios del Estado, y no como personas dignas por el sólo hecho de ser tales.
Cualquier persona, mediante el recto uso de su razón, pensará igual y considerará inaceptable: 1.- Condenar a una persona sin pruebas; 2.- Condenar a una persona por delitos artificiosos (v.gr. Secuestro permanente); 3.- Condenar a una persona por delitos prescritos; 4.- Condenar a personas por delitos amnistiados; 5.- No indultar a personas por su ideología política, pese a cumplir con todos los requisitos formales; 6.- Condenar a una persona en base a leyes que no estaban vigentes al momento de cometerse los actos supuestamente delictivos; 7.- Tratar a una persona de manera más gravosa que a otras, en igualdad de condiciones, por haber cometido los mismos hechos.
Fuerza Solidaria está por la justicia procesal, y como somos de raigambre nacionalista, rechazamos la imposición que se nos hace de parte de organismos internacionales, y políticos que nada les interesan los valores humanistas más básicos.
Familia, Vida y Justicia.
jueves, 13 de diciembre de 2012
Nuestros Principios
Nuestros Principios.
A Continuación, nuestros 18 principios.
Fuerza Solidaria, Famila, Vida y Justicia.
A Continuación, nuestros 18 principios.
Fuerza Solidaria, Famila, Vida y Justicia.
PRINCIPIO N°1: Nos unimos para ponernos al servicio de Chile.
PRINCIPIO N°2: Declaramos que nuestro partido tiene un carácter esencialmente nacional. Es independiente de izquierdas o derechas y se sustenta en nuestra tradición, historia e idiosincrasia. Tampoco pertenece a ninguna internacional política u organización similar.
PRINCIPIO N°3: Nuestro fin es hacer de Chile una gran Nación. Una nación fuerte, justa y próspera; con una definida identidad nacional, fundada en los valores de la Cultura Cristiano Occidental. Defendemos la soberanía política y jurídica de Chile y su integridad territorial, proclamando la preeminencia de la jurisdicción chilena por sobre toda otra en nuestro territorio. Asimismo, consideramos a nuestra Nación Unitaria e indivisible, poseedora de una historia común y con un destino del cual somos responsables. Por ello somos ajenos a toda discriminación y rechazamos las divisiones internas de clases, credos o etnias.
PRINCIPIO N°4: Aspiramos a instaurar un Estado de sentido nacional y subsidiario, bajo un concepto de Regionalización, que respete el ámbito de acción de las sociedades intermedias. Un Estado al servicio de la nación, honesto, eficiente, transparente y trascendente, que contribuya a alcanzar los altos intereses y objetivos nacionales. Un Estado que se concentre en sus fines esenciales de garantizar la seguridad exterior e interior de la nación; la seguridad ciudadana al tratar la corrupción, la delincuencia y cualquier otro peligro social con rigor; las relaciones internacionales; la recta administración de justicia y el acceso con iguales oportunidades de crecimiento a los compatriotas menos favorecidos social y económicamente.
PRINCIPIO N°5: Respetamos a las Instituciones permanentes del Estado y reconocemos su continuidad valórica, histórica y tradicional. Será nuestra preocupación su adecuado desarrollo institucional en el cumplimiento de sus elevadas funciones.
PRINCIPIO N°6: Estando nuestros principios enmarcados en los valores del orden natural y de la cultura cristiano occidental, reconocemos en la persona humana los derechos inherentes a su naturaleza trascendente y, en la familia, la célula fundamental de la sociedad. Priorizamos la protección de la vida desde su concepción hasta su término natural y, así también, la solidez de la familia fundada en el matrimonio constituido por un hombre y una mujer, como el ámbito natural y privilegiado donde nacen los hijos. Proponemos educar a nuestra juventud en los valores superiores de, amor a la Patria; el honor; la honradez; el cumplimiento de la palabra empeñada; el espíritu de servicio; la solidaridad hacia los compatriotas y el sentido del deber, propiciando los valores de una sólida vida espiritual y la afición por el deporte.
PRINCIPIO N°7: Valoramos las Instituciones de la Defensa, que a través de nuestra historia han defendido la Libertad y la Soberanía y han contribuido a una institucionalidad que hoy proporciona las condiciones para elevarnos en un desarrollo social y económico propio del Siglo XXI.
PRINCIPIO N°8: Abogamos por un trato judicial igualitario para todos nuestros compatriotas. Nos comprometemos a obtener, por todos los medios legales, el respeto del debido proceso conforme a las leyes vigentes, la Constitución y a los principios jurídicos inherentes al estado de derecho chileno.
PRINCIPIO N°9: Concebimos la educación pública y privada como cooperadora principal de la familia en la formación de la juventud desde la infancia. Sostenemos que es un derecho de todos los chilenos el acceso a la educación pre-básica y media de calidad y de libre elección. Asimismo, que el Estado debe concurrir subsidiaria y descentralizadamente a garantizar la igualdad de oportunidades, mediante subvención directa a las familias de menores recursos, diferenciada conforme a su condición social y económica. Creemos que en la educación superior debe permitirse el ingreso a todos los chilenos que tengan los méritos para acceder a ella. El Estado deberá apoyar a los jóvenes de escasos recursos, mediante becas y créditos reembolsables al término de sus carreras.
PRINCIPIO N°10: Proyectamos la economía al servicio del hombre. Reconocemos la propiedad privada, la economía social de mercado y la iniciativa privada, como los medios eficaces para el desarrollo del país y de las condiciones de vida de los chilenos. Asumimos como motor de la justa distribución de la riqueza la participación real y equilibrada de la fuerza de trabajo en las utilidades de las empresas. Otorgamos una importancia preferente a la mediana y pequeña empresa como generadora de empleo y libertad económica, condición básica de la libertad política.
PRINCIPIO N°11: Nos preocupa el desempleo, como causa de desvalorización personal, miseria en las familias y origen de violencia, delincuencia, la lucha de clases y otros males sociales. Sostenemos que su solución se encuentra en la capacitación con igualdad de oportunidades, en el crecimiento económico y la libertad laboral y sindical, sin perjuicio de paliativos estatales directos a los afectados.
PRINCIPIO N°12: Destacamos la dignidad del adulto mayor y el deber de la familia y de la sociedad de protegerlo. Propiciamos el desarrollo institucional y de recursos legales, técnicos y económicos para su adecuada inserción social y la satisfacción de las necesidades inherentes a su condición. En tal sentido, otorgamos especial trascendencia al fortalecimiento de la previsión privada de pensiones y de salud, esta última con participación subsidiaria estatal, concebida conforme a una institucionalidad con autentica finalidad social. Asimismo, comprometemos nuestro apoyo político a la reivindicación de los derechos provisionales para todos los pensionados desfavorecidos por cambios institucionales o acogidos a sistemas antiguos en extinción. Privilegiamos la participación de organizaciones e instituciones benéficas privadas en la atención de la llamada tercera edad en situación de pobreza o abandono familiar y el establecimiento de beneficios tributarios para su desarrollo, debiendo el Estado concurrir en subsidio para garantizar su total cobertura. Siendo la seguridad nacional una función del Estado y atendiendo las particulares características de las Instituciones que por la Constitución tienen esta responsabilidad, reconocemos que sus previsiones deben continuar acogidas a un sistema de previsión financiado y garantizado por el Estado.
PRINCIPIO N°13: Creemos en el respeto y cuidado del medio ambiente como reflejo de la propia dignidad del hombre. En este sentido el desarrollo económico, así como la lógica y necesaria explotación de los recursos naturales debe realizarse con el adecuado equilibrio, de manera tal, que no se ponga en riesgo la delicada estabilidad ecológica, pues no podemos ignorar que hay ciertas formas de agresión desmedidas del medio ambiente, siendo ello un atentado contra la vida, ya que limita los recursos y dificulta una adecuada provisión que garantice el desarrollo de las próximas generaciones.
PRINCIPIO N°14: Sostenemos que la juventud es el motor de la patria, en virtud de cuyos ideales se cimienta el futuro. Por ello, es de nuestras principales preocupaciones, la formación de valores fuertes, basados en una solida moral cristiana que sustenten dichos ideales, permitiendo un reforzamiento de la sociedad toda. Creemos a su vez, que el mejor camino para ello, es el incentivo al deporte, al mayor y mejor acceso a la educación, lo que a su vez amplíe la gama de oportunidades que nuestros jóvenes tengan. Asimismo, consideramos a los jóvenes como integrantes valiosos de la sociedad, cuya opinión debe ser escuchada y respetada, otorgándoles a su vez la justa cuota de responsabilidad en la conformación social.
PRINCIPIO N°15: Sostenemos que la inmigración ilegal debe ser controlada con firmeza, estableciendo políticas claras y coherentes, tanto en sus aspectos legales, reglamentarios y de ejecución. Chile es un país donde se acoge al hermano extranjero, pero siempre que esté dispuesto a trabajar honradamente, respetando nuestras costumbres y tradiciones.
PRINCIPIO N°16: Entendemos la globalización como fenómeno universal, consecuencia de los avances tecnológicos en materia de comunicaciones y transportes, el cual en combinación con los tratados de libre comercio, ha logrado hacer crecer el mercado a nivel planetario. Consideramos este fenómeno altamente positivo para los fines comerciales; Sin embargo, no le atribuimos ninguna otra connotación, toda vez que consideramos a la humanidad como un conglomerado de patrias independientes y soberanas. En este contexto, rechazamos todo orden internacional conducente al establecimiento de un gobierno mundial.
PRINCIPIO N°17: Promovemos la solidaridad. La solidaridad ha de ser el principio rector que guía nuestra Fuerza la cual consiste en el deber de cada chileno y de cada grupo intermedio que conforman la nación, de desarrollar en conjunto la Patria de todos, la que comienza con el fiel cumplimiento del deber propio, sin el cual, toda idea de solidaridad resulta estéril. La Patria no puede proyectarse por la acción de grupos aislados, por tanto es imperativo el apoyo mutuo y la unidad entre todas las fuerzas nacionales, tanto individuales como colectivas en la obtención del bien común de la nación.
PRINCIPIO Nº 18: Reconocemos al cristianismo como parte determinante de la identidad y tradición chilena y que ilumina los principios de nuestro partido. Sobre la base de estos, nos comprometemos a contribuir a la unidad nacional, a la amistad cívica y a la verdadera reconciliación de todos los chilenos. Nunca estaremos dispuestos a relativizar o consensuar dichos principios para alcanzar nuestros objetivos políticos. Nuestro actuar estará ordenado conforme a lo moralmente correcto, entendiendo por moral el código de conducta impreso en el corazón del hombre.
miércoles, 12 de diciembre de 2012
¡A PASO FIRME, FUERZA SOLIDARIA AVANZA EN LA RESTAURACIÓN DE LA PATRIA!
¡A PASO FIRME, FUERZA SOLIDARIA AVANZA EN LA RESTAURACIÓN DE LA PATRIA!
El día de ayer, martes 11 de diciembre, a las 11 de la mañana, la Directiva Central del Partido Fuerza Solidaria, concurrió a las oficinas del Servicio Electoral a recibir el acta de aprobación de la constitución del partido. Por estrategia, el llamado se hizo de manera reservada, pero no por ello menos entusiasta.
Diversos medios se apersonaron (ninguno de tendencias llamadas derechista), como The Clinic, agencia UPI, radio Bio-Bio, radio Todo Por Chile, reporteros gráficos de La Tercera, entre otros.
El nerviosismo y la expectación reinaban en los dirigentes del partido, entre los que se encontraban el presidente de la Juventud, Fabián Mella, y su vice presidente, Luis Herrera, a medida que el tiempo pasaba y el presidente del partido, don Guillermo Baltra Aedo no salía con el valioso documento.
Todo, hasta que a eso de las 12:15 pm, los compatriotas Baltra y Francisco Alomar, en su calidad de Secretario Nacional, bajaron con un sobre blanco en las manos, y levantándolo al cielo, nos comunicaron que nuestro partido tenía existencia legal, con los mismos deberes y derechos que los demás.
El sr. Presidente efectuó un emotivo discurso, lo que terminó con un fuerte triple grito de nuestro lema: "FAMILIA-VIDA-JUSTICIA", y una gran tanda de aplausos.
El primer paso de nuestra misión estaba cumplido.
Rueda de prensa.
Posterior a ello se desarrollo un punto de prensa, donde los periodistas empezaron a preguntar sobre los principios e idearios del partido. Es de destacar que el presidente de la Juventud, fue entrevistado en vivo y en directo para radio Bio-Bio, exponiendo que "este es un día histórico, en el que nace una Fuerza patriótica, nacionalista y cristiana, para defender los valores de la familia, la vida y la justicia".
Don Guillermo Baltra por su parte, hacía hincapié en que nuestro partido se aparta de las derechas y las izquierdas, y que es profundamente filosófico, además de estar junto al Pueblo de Chile.
La juventud idealista de Chile se alegra, pues una nueva opción política se abre para los jóvenes de esta Patria, una opción que no le ofrece mentiras, y que siempre irá de frente con la verdad, exponiendo sus principios sin dobleces, para obtener el triunfo, en pro de la grandeza de Chile.
viernes, 7 de diciembre de 2012
Principio N° 2
Principio Número 2: Declaramos que nuestro Partido tiene un carácter esencialmente nacional. Es independiente de izquierdas o derechas y se sustenta en nuestra tradición, historia e idiosincrasia Tampoco pertenece a ninguna internacional política u organización similar.
Somos un Partido chileno, constituidos por chilenos y para los chilenos. Esta es la tierra que desde Lo Alto nos ha sido dada para engrandecerla y avanzar en nuestra propia perfección constante.
Chile, un espacio físico, con un alma viva, con una historia de más de cuatrocientos años, y con un destino común. Estamos en Chile y somos Chile. Cada uno de nosotros somos la Patria, y cuando uno sufre, la Patria debe dolerse, cuando uno triunfa, la Patria entera se engrandece.
Somos un partido con un carácter esencialmente nacional, está en nuestra esencia, es inmodificable. A nadie que comparta nuestros principios habremos de excluir, los que en todo caso vienen a ser la aplicación política de la Ley Natural, que todo hombre, toda mujer, lleva inscrito en su mente y en su corazón.
No aceptamos las falsas divisiones que muchos han querido imponernos: izquierdas y derechas, ricos y pobres, civiles y militares...¡Somos todos el mismo Pueblo! Somos el Pueblo de Chile que tiene conciencia de sí mismo y por eso somos una Nación, en la que todas las divisiones abstractas deben se descartadas. Todos somos hijos de esta Patria y co-responsables en su conducción, y por lo mismo, merecedores de su progreso.
¿De qué color político somos? Somos del color político de Chile, y punto. Por eso, no tenemos temor en llamarnos nacionalistas. Creemos en la Nación chilena y creemos que hay que protegerla. Para ello, debemos apoyarnos en nuestra tradición, en nuestra historia y en nuestra idiosincrasia.
Tradición.- Habremos de entenderla como el conjunto de costumbres y modos, que generación tras generación se expresaran y transmiten en los chilenos, en su diario vivir y en sus expresión cultural, social y política. Creemos que es necesario reforzar las tradiciones y costumbres, enseñar a valorarlas y nosotros los jóvenes, aspirar a vivirlas plenamente, y a mantenerlas en el tiempo.
La Tradición nos vincula con el pasado y nos abre la puerta hacia el futuro, es en definitiva "el traspaso del testimonio" de generación a generación, simbolizado en nuestra Bandera, nuestro Escudo y nuestro glorioso Himno nacional.
Historia.- Es el reconocer la gallardía y valor de nuestros ancestros, los cercanos, los mediatos y aquellos tatarabuelos que fueron las cimientes para la construcción de Chile. Es conocer sus vidas, sus aciertos y sus errores, tanto de manera individual como colectiva. Deben considerarse los elementos visigóticos y los araucanos. Ambos son pilares que sostienen nuestras bases.
Debemos aprender nuestra historia, tanto política, como geográfica y natural, y por cierto que cultural y militar.
La juventud tiene el imperioso deber de instruirse en este campo, porque si no, llegarán los enemigos de Chile a decirnos que pasaron cosas que no pasaron, que sucedieron hechos que en realidad no sucedieron, y así, en base a la mentira y el engaño, construiremos un país con cimientos débiles, presto a caer en los mismos errores del pasado.
Idiosincracia.- Los que no creen en la Patria, los hijos de la globalización, quieren a toda costa transformar nuestro ser chileno. Han introducido costumbres ajenas, estilos extraños, colores desconocidos. No despreciamos la diversidad, la aplaudimos y valoramos, pero primero debemos afianzar nuestra propia identidad cultural. Un chileno, quiéranlo o no algunos, se parece al otro, porque tienen ambos un acervo común. Eso, hay que potenciarlo. Y así lo hará nuestra Fuerza.
Como no creemos en la globalización cultura, y creemos en la libre determinación de los pueblos, no recibimos órdenes ni directrices extranjeras, no pertenecemos a organizaciones globalizantes, ni suplicamos ayuda al exterior, la que finalmente se transforma en servidumbre. Nos valemos de la Solidaridad que emana de nuestra propia Fuerza, y así, con independencia, nos debemos solo al hecho de haber comprometido nuestro Honor en la defensa y promoción de los 18 principios y 3 pilares (Vida, Familia y Justicia) de nuestro partido, para la grandeza de la Nación Chilena.
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